El trigo, un pilar de la alimentación mundial y una producción emblemática de la zona núcleo agrícola de Argentina, se consolida también en la Norpatagonia. En campos irrigados del Valle Medio y Valle Inferior del río Negro, los productores han logrado rindes sobresalientes, destacándose el «caso Kaitacó» como ejemplo de transformación y éxito agrícola.
Entre diciembre de 2024 y enero de 2025, la cosecha de trigo en Río Negro alcanzó rendimientos de hasta 90qq/ha, duplicando el promedio nacional de 30,2qq/ha. Estas cifras, confirmadas por la Bolsa de Comercio de Rosario y Vinpa (Valles Irrigados del Norte Patagónico), muestran el potencial de la región bajo riego frente a las zonas de secano de la pampa húmeda.
Alfonso Cerrotta, gerente técnico de Vinpa, atribuye estos resultados a condiciones ambientales favorables como temperaturas frescas durante el llenado del grano, una alta radiación solar y agua de riego de excelente calidad. “La baja salinidad del río Negro es clave, especialmente en comparación con otros sistemas hídricos”, subraya.
Un caso destacado es el campo Kaitacó, en General Conesa, adquirido en 2008 por Jorge Mazzieri y socios. Inicialmente, enfrentaron el desafío de transformar un terreno árido en un suelo productivo. A través de prácticas como la siembra directa y el uso de gramíneas invernales, lograron estabilizar y maximizar los rendimientos.
“La clave fue entender que antes de hacer maíz exitoso, había que hacer muy buenos trigos para formar el suelo”, explica Mazzieri. Este enfoque permitió obtener rendimientos de hasta 84qq/ha, superando los promedios de otras regiones bajo riego.
El modelo productivo de Kaitacó combina altos rendimientos con sustentabilidad. Cada milímetro de agua utilizada se traduce en kilos de materia seca y contribuye al secuestro de carbono en el suelo. Sin embargo, persisten desafíos como la falta de infraestructura, insumos, maquinaria y un sistema eléctrico adecuado, que encarece la producción al depender del gasoil.