El Gobierno de Río Negro ha tomado una decisión clave para enfrentar una problemática que afecta directamente a la economía regional. La cotorra común (Myiopsitta monachus), conocida por su rápida reproducción y voracidad, fue declarada especie perjudicial para la producción agrícola, tras años de incremento en su población y los daños ocasionados en los cultivos.
Productores del Alto Valle, Valle Medio y Valle Inferior denuncian un aumento sostenido en los daños provocados por estas aves. Las cotorras atacan en grandes grupos, dejando una estela de destrucción en cultivos de frutas de pepita, carozo y frutos secos. Este comportamiento afecta directamente la productividad económica, comprometiendo tanto la calidad como la cantidad de las cosechas.
La resolución es el resultado de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Desarrollo Económico y Productivo, el INTA, cámaras frutícolas y especialistas en fauna. El objetivo es implementar medidas de control responsables, como el volteo de nidos en temporadas no reproductivas, el uso de métodos de ahuyentamiento visuales y auditivos, y la protección de aves rapaces como aliados naturales en la regulación de estas poblaciones.
Se prohíbe el uso de cebos tóxicos, ya que estos generan impactos graves en los ecosistemas, desde la mortandad de especies clave como polinizadores, hasta la contaminación de suelos y napas freáticas.
Originalmente, la distribución de la cotorra se limitaba a la Región Pampeana y el Espinal, pero los cambios en el uso del suelo, como el aumento de cultivos de maíz y girasol, y el engorde a corral, han favorecido su expansión a una velocidad estimada de 5 km/año. En el Alto Valle, la presencia de la cotorra se registra desde hace unos 25 años, representando hoy una amenaza económica, ecológica y sanitaria.