Es un trabajo que viene desarrollando Ana Laura Calí, desde la Oficina de Informes Turísticos y que rescata el valor patrimonial y cultural decest actividad productiva en Río Colorado.
La cultura del vino ha estado presente en la historia de la humanidad desde hace miles de años. Los viñedos y bodegas antiguas son un testimonio de una tradición que ha perdurado en el tiempo y que ha sido transmitida de generación en generación.
Estas bodegas son verdaderos tesoros históricos que nos permiten adentrarnos en el pasado y conocer cómo se elaboraban los vinos en otras épocas.
Tal es asi, la localidad de Río Colorado tiene su actividad económica predominante atada a las producciones de la fruticultura, la horticultura y la ganadería, aunque sus primeros pasos en el crecimiento fueron las pasturas y la vitivinicultura desarrollándose decenas de bodegas donde elaboraron vinos de mesas que estuvieron en las mesas familiares a lo largo y ancho del país.
Esta zona comenzó la explotación vitivinícola hacia el año 1910, a partir de la ejecución de las primeras y precarias obras de infraestructura hídrica; y así el Colorado se erigió en el río prometedor de esperanzas del incipiente proceso colonizador.
Rapidamente, se transformó en tierra de generosos viñedos y vinos, contando hacia alrededor de la década del ’60 con 14 bodegas y 1.068 hectáreas de uvas para vinificar.
«Con este material exploraremos la importancia de las bodegas y viñedos en la cultura y la economía de Río Colorado, así como su valor como patrimonio histórico y cultural».