MALVINAS …LAS OTRAS HISTORIAS – UNA CARTA GUARDADA DESDE HACE 39 AÑOS

Belén Steingold es puntaltense radicada desde hace años en Necohea. Es cantante folclórica de nivel nacional, con múltiples participaciones en los más importantes escenarios del país. Aquí comparte con TD NEWS otra de las historias de Malvinas, la de los niños que dieron aliento y valor a los soldados de la gesta. A 39 años hoy comparte su contenido y su emoción.
“Este es un tesoro que me importa. A lo mejor sólo tienen valor para mí pero hoy transcurridos 39 años lo quiero compartir con ustedes: UNA CARTA. Sí, algo que ya se usa muy poco, una «simple» carta”.

“Les voy a contar la historia:
Pasé una hermosa infancia en mi Punta Alta natal. Ahí, tras un paredón de rejas, está la Base Naval Puerto Belgrano.
Todos en mi ciudad teníamos un amigo, un familiar, vecino o conocido que había partido a la GUERRA DE MALVINAS”.

“Los niños de todo el país queríamos acompañar a los soldados y, en nuestra inocencia, ayudados por las maestras y nuestros padres, empezamos a mandar chocolates, revistas y todo lo que se nos ocurría y era permitido”.
“En la Escuela N ° 14, a la que yo iba, también se hicieron colectas. Con la ayuda de mamá, armé muchas cartitas que puse dentro de los chocolates y entre las hojas de las revistas. Varios compañeros hicieron lo mismo.

“Pasaron los días y muchos de ellos empezaron a recibir correspondencia desde las islas, de soldados que habían recibido sus regalos. Yo no…
Todos los días, al salir de la escuela, corría a casa para ver si había pasado el cartero. Pasaba, pero para mí no había nada…”

“Una tarde, en la que ya no corría al regreso, porque esa ilusión no me acompañaba, al llegar a casa encontré la mesa del comedor vacía y un sobre en el centro. Venía desde Malvinas!! Siii, un soldado me había escrito!! Saltaba en el lugar con el sobre en la mano!! Qué felicidad!! Abrí la carta y la leí con mi familia. Alguno se emocionó, como yo, y otro disimulaba su nudo en la garganta.
Un día, cuando todo pasó, me llamaron por teléfono”.

“Era la voz de un hombre, que yo nunca había escuchado y me saludaba tembloroso. Era él!! Mi HEROE!! Me llamaba para saludarme, agradecerme el apoyo inocente que había recibido y le pidió permiso a mis padres para viajar a conocerme y saludarme”.

“Así lo hizo. Un día llegó. Me trajo un alfajor «gigante» y me saludó con un abrazo inolvidable”.

“Después de eso lo vi una vez más. Conocí a su madre y hermano y, por esas cosas de la vida, se perdió la comunicación.
Intenté buscarlo pero hay muchas personas con el mismo nombre. Le escribí por las redes a varios, pero ninguno era él”.

“Se llama JOSE LUIS ZAPATA. Él no lo sabe, pero nunca lo olvidaré y su carta, que ahora comparto con ustedes, es uno de mis más valiosos tesoros. Donde te encuentres: Gloria y honor para vos, tus compañeros, mis amigos. A todos los que regresaron, a los que se quedaron allá”