Un grupo de aproximadamente 50 pasajeros que viajaban en un colectivo de la línea Andesmar hacia Puerto Madryn vivió una experiencia que no olvidarán, cuando este fin de semana la unidad sufrió fallos mecánicos y quedó varada en la terminal de Río Colorado. Según el relato de uno de los pasajeros, lo realmente grave no fue la extensión del viaje, sino las largas horas de espera adicionales en la terminal, sin información clara y con una creciente incertidumbre.
El relato comienza el sábado a la madrugada, cuando el pasajero llegó temprano a la terminal de Río Colorado, con la esperanza de que el colectivo, programado para las 3:15 a.m., partiría sin problemas. Sin embargo, desde el inicio del viaje, que comenzó en Río Cuarto, comenzaron a presentarse inconvenientes mecánicos. El colectivo realizó varias paradas en el trayecto hasta Santa Rosa sin explicaciones claras para los pasajeros. Ya en la terminal de Río Colorado, cerca de las 06 a.m., el colectivo quedó detenido debido a un problema con una de las ruedas.
La terminal, colapsada por los pasajeros, incluidos los de Tucumán que habían sido detenidos en la caminera la tarde anterior, convirtió al lugar en un caos. «Éramos una carpa de gitanos», comentó el testigo, describiendo cómo se llenó de personas, bolsos y mantas, mientras los pasajeros intentaban descansar en la incomodidad del lugar que no está preparado para un incidente como el ocurrido. La situación se tornó aún más difícil a medida que pasaban las horas sin novedades. «La terminal nunca tuvo tanta gente, y el pueblo ni se enteró de lo que estaba pasando», agregó.
El colectivo luego fue trasladado a un taller mecánico local, pero la información sobre el avance de la reparación fue escasa. «Lo peor fue la falta de comunicación», comentó el pasajero. Ni la empresa Andesmar ni el personal de la terminal informaron de manera clara a los viajeros sobre lo que estaba ocurriendo, lo que generó aún más desconcierto y frustración. «Estábamos todos a la buena de Dios», relató.
Una de las pocas señales de optimismo llegó con la intervención de una joven que, cerca de las 11:30, antes de iniciar el viaje, subió al colectivo, entregó a cada pasajero un pequeño kit con un sándwich y agua, y se despidió con un mensaje de aliento: «Vuelvan a Río Colorado, aquí no somos así, siempre los esperamos con el corazón». «Me llamó la atención, decía que aquí tenemos buena onda y que siempre querían atendernos bien», relató el pasajero, destacando la calidez de la joven en medio de la situación.
Finalmente, llegaron a destino a las 19 hs., es decir, 19 horas después de lo previsto.
El relato concluye con una crítica a la falta de un protocolo adecuado, fundamentalmente en la comunicación inexistente, por parte de Andesmar para manejar situaciones imprevistas de esta magnitud.