La fruticultura de las provincias de Río Negro y Neuquén atraviesan un escenario complejo debido a la devaluación del Real, la moneda de Brasil, principal destino de exportaciones de peras y manzanas. Según datos recientes, el Real acumula una devaluación del 5,9% en los últimos 20 días y un 24% en lo que va del año.
Esta situación impacta directamente en la competitividad de la producción regional. Mientras el Real pierde valor, el Peso Argentino se ha apreciado un 66% en el mismo período, dificultando aún más las exportaciones hacia mercados clave.
Un mercado estratégico bajo presión
Brasil representa aproximadamente el 40% de las exportaciones frutícolas del Alto Valle, con un volumen estimado en 160.000 toneladas al año y un ingreso de u$s 130 millones en los primeros diez meses de 2024.
La combinación de costos internos en alza, impulsados por una inflación anual del 107%, y un Peso «anclado», genera un «efecto pinzas» para la producción. Esto se traduce en productos más caros para los compradores internacionales y márgenes ajustados para los productores locales.
Factores globales y locales
La devaluación del Real se debe, en parte, al fortalecimiento del Dólar tras el triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, y a las medidas económicas adoptadas por el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva.
En contraste, la estrategia de atraso cambiario del ministro de Economía argentino, Luis Caputo, ha mantenido al Peso relativamente estable frente al Dólar, a costa de comprometer las exportaciones y la acumulación de reservas en el Banco Central.
Con la llegada del verano de 2025, las dificultades para la fruticultura regional se intensificarán, marcadas por la pérdida de competitividad internacional y la presión de los costos internos.