Ayer por la tarde, en la explanada municipal y en la Plaza San Martín se vivió una verdadera fiesta. Quizá a diferencia de otras convocatorias no luces, ni efectos especiales ni un escenario sofisticado y tecnológico pero el clima que podía percibirse seguramente es superador a todo ello. Los vecinos y las vecinas que pasaron por la experiencia del «Programa Emprender» y sus familias fueron protagonistas de una tarde en la que muchas historias eran necesarias contar. Desde aquella jovencita que por primera vez se desafió a elaborar un CV y aprender una simple rutina administrativa, pasando por aquellos que ahora podrán solucionar pequeños inconvenientes eléctricos en el hogar o fallas en electrodomésticos a quienes capacitándose en repostería, sueñan ahora con más herramientas ver más cercano su emprendimiento en repostería y pastelería. Cada uno, a su manera, y con brillos en la mirada, tenía mucho para contar pero por sobre todo agradecer. Una fiesta distintas, especial, agradecida, que nos vincula como comunidad y que proyecta la dignidad del trabajo, en esta oportunidad de la mano de capacitaciones que el municipio y la provincia articularon, también llenos de esperanza.