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VACAS ABANDONADAS EN CHERNOBYL SE VOLVIERON SALVAJES

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Se comportan de manera similar a animales salvajes: se unieron en un grupo organizado, mantienen una estricta jerarquía y se han adaptado perfectamente a las condiciones climáticas del área.

La zona de exclusión de Chernobyl, oficialmente deshabitada después de la explosión en la central nuclear en 1986, sigue aportando información a los biólogos.

Los empleados de la Reserva de Radiación y Biósfera Ecológica de Chernobyl observaron que el ganado vacuno abandonado se ha organizado en una manada y presenta un comportamiento muy distinto al que se puede observar en los animales domésticos, informa RT.

Desde hace tres años los biólogos que trabajan en la zona notaron que los animales comenzaron a comportarse de manera similar a animales salvajes: se unieron en un grupo organizado, mantienen una estricta jerarquía y se han adaptado perfectamente a la condiciones climáticas del área, según la cuenta oficial de comunidad de empleados de la Reserva en Facebook.

La manada de ganado salvaje es radicalmente diferente a la manada rural habitual: es estructurada, tiene integridad, actúa siempre en armonía y protege con más cuidado a sus crías.

Los terneros, a su vez, eligen el lugar más seguro del rebaño entre un toro adulto y las vacas. Y el ganado joven está bien adaptado al frío.

El toro principal, el más viejo y fuerte, no expulsa a los machos jóvenes, sino que los mantiene en grupo para protegerlos de los depredadores, siempre y cuando no disputen su liderazgo.

Antiguamente, en la zona vivieron sus ancestros salvajes: el uro. Este toro salvaje se distribuyó por toda la zona de bosques y estepas de Eurasia.

El último uro murió en 1627 y se sabe que eran eran sociables e intelectualmente desarrollados. Vivían principalmente en bosques y muy raramente eran presa de depredadores como los lobos, sin embargo fueron víctimas de la caza, una de las causas de su extinción junto con el retroceso de los bosques.

Esta manada de vacas salvajes apareció hace unos años como resultado de la muerte de sus dueños, auto colonos de la aldea de Lubyanka.

Desde 2017, los empleados han estado realizando observaciones periódicas de este rebaño. Este caso inesperado permitió, por un lado, estudiar el proceso de domesticación de la vida silvestre y, por otro, su impacto en áreas locales.

Fuente: Clarín

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