Investigadores de los Centros de Cardiología de los Países Bajos y la Universidad de Ámsterdam utilizaron un contador de partículas portátil y sencillo de usar para conocer las concentraciones de aerosoles en distintos ambientes al aire libre. Mientras el desarrollo de vacunas contra COVID-19 continua en el mundo y distintos países comienzan a vacuna, las prevenciones a la hora de evitar contagios no se detienen, y los investigadores buscan continuamente soluciones para frenar la actual pandemia desatada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que ya infectó a 82 millones de personas y mató a otras 1,8 millones. En ese frente de combate, investigadores de los Centros de Cardiología de los Países Bajos y la Universidad de Ámsterdam utilizaron un contador de partículas portátil y sencillo de usar para conocer las concentraciones de aerosoles en distintos ambientes al aire libre para ayudar a determinar los impactos de las medidas de reducción de riesgos, como las mejoras en la ventilación. “La medición directa de las concentraciones de aerosoles ha demostrado ser técnicamente difícil, por ello proponemos el uso de contadores de partículas portátiles como un método novedoso y de fácil aplicación para medir las concentraciones de aerosoles. Esto nos permite realizar mediciones en espacios públicos típicos, cada uno de los cuales difiere en volumen, número de personas y tasa de ventilación. Estos datos se utilizan para estimar la relación entre el tiempo de persistencia del aerosol y el riesgo de infección por SARS-CoV-2”, explicaron los científicos en la revista ‘Physics of Fluids’. Debido al papel que desempeñan en la transmisión del coronavirus, comprender las concentraciones de aerosoles y la persistencia en los espacios públicos puede ayudar a determinar los riesgos de infección. Sin embargo, hasta ahora medir estas concentraciones ha sido difícil y requiere personal y equipos especializados. El desafío clave con el uso de contadores de partículas portátiles es lidiar con el polvo de fondo que prevalece en los espacios públicos. La pregunta entonces es si puede distinguir estas partículas de polvo de los aerosoles que surgen al respirar, hablar, estornudar y toser. El polvo y los aerosoles inhalados en los pulmones humanos difieren en tamaño, por lo que los investigadores desarrollaron una forma de restar la señal del polvo en el contador de partículas midiendo el polvo durante algún tiempo y observando cómo cambia la señal después de que se agregan aerosoles a la mezcla. “Hay mucho polvo fino, por lo que realmente no podemos medir aerosoles en ese rango, pero hay un rango de tamaño razonable donde se pueden detectar los aerosoles”, explica Daniel Bonn, uno de los autores. La Organización Mundial de la Salud, en su informe científico reciente, ha destacado el posible papel de los aerosoles en la transmisión del síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) y afirmó que “se necesita mucha más investigación dadas las posibles implicaciones de dicha vía de transmisión”. Esto es particularmente relevante para los espacios públicos donde el riesgo de transmisión por aerosol del SARS-CoV-2 es mayor. Sin embargo, la medición directa de las concentraciones de aerosoles ha demostrado ser técnicamente difícil, obstaculizando dicha investigación. Los investigadores compararon la concentración de aerosol determinada por este método con técnicas de laboratorio y encontraron que los resultados coincidían perfectamente. Aunque este trabajo informa sobre un contador de partículas portátil específico, el Fluke 985, que se utiliza para monitorear el polvo y la calidad del aire en salas blancas, Bonn señala que los resultados no son exclusivos de este dispositivo y pueden extenderse a otros contadores de partículas también. Aunque el método no mide directamente la presencia de partículas virales, la concentración de aerosol detectada se puede combinar con datos de virus de otros estudios para obtener una evaluación de riesgo práctica para un tipo específico de espacio público. Los hallazgos sugieren que las áreas bien ventiladas pueden tener concentraciones de aerosol más de 100 veces más bajas que las áreas mal ventiladas, como ascensores o baños públicos. “Hay gente preocupada por ir al gimnasio, venir a la oficina, tomar el tren. Todo eso al menos puede ser evaluado -apunta Bonn-. El lema sigue siendo ventilación, ventilación, ventilación”. Y concluyen que si bien la ventilación juega un papel importante en los espacios interiores, los aerosoles no son la única vía de infección, y el distanciamiento social y el lavado de manos siguen siendo vitales. (Fuente Infobae).