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Ciencia y Tecnología

UN 9 DE ENERO APARECIÓ EL MÓVIL QUE LO CAMBIÓ TODO: ASÍ FUE LA PRESENTACIÓN DEL PRIMER IPHONE EN 2007

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Nadie confiaba entonces en el éxito de un dispositivo que Steve Jobs, ataviado cómo no con su clásico jersey negro de cuello alto, describió como «revolucionario» y que terminaría siendo un hito en la historia de la tecnología.
«No hay ninguna posibilidad de que el iPhone vaya a lograr una cuota significativa de mercado. Ninguna». Estas palabras, que vistas desde la distancia suponen todo un ‘epic fail’, las pronunció en abril de 2007 nada menos que Steve Balmer, el CEO de Microsoft. Y nos permiten hacernos una idea del sentimiento generalizado de negros presagios que rodeaban al lanzamiento de la gran apuesta de Apple, el iPhone, que Steve Jobs había presentado tres meses antes en el evento Macworld.
Hay que tener en cuenta antes de recordar cómo fue aquel trascendental momento, que a la postre supondría toda una revolución en la telefonía móvil, que en el último trimestre de 2006, tan solo se vendieron en el mundo 22 millones de smartphones. Para que te hagas una idea de cuánto han cambiado las cosas, en 2019 fueron 1.412 millones. Entonces, las compañías que partían el bacalao eran Nokia y RIM –los fabricantes de BlacBerry–, seguidos de Motorola, Palm y Sony Ericsson. Entonces, los más veteranos los recordarán, los dispositivos eran pequeños, rectangulares con una pantalla en la parte superior y botones en la inferior. Pero todo eso estaba a punto de cambiar.
Saltemos de nuevo en el tiempo. Concretamente hasta el 9 de enero de 2007, cuando Steve Jobs, con su uniforme de trabajo habitual, salió al escenario de Macworld 2007 en San Francisco para hacer historia. Allí, tras dos años y medio de desarrollo, presentaría el aparato que sería marca de la casa de la mayor compañía tecnológica del mundo: el iPhone.
Y aunque el fundador de Apple calificó aquel teléfono que sostenía en las manos, y que a la vista de los modelos actuales parece sorprendentemente pequeño, como de «producto revolucionario», la verdad es que apenas era pionero en nada. No era desde luego el primer móvil con cámara, ni con una pantalla táctil, ni tampoco fue el primer smartphone. Ese honor le corresponde al IBM Simon Personal Communicator, que había salido a la venta en 1994 y que integraba funciones como calendario, reloj, agenda, e-mail y fax gracias a un módem de 9600 bps. Incluso era capaz de ejecutar aplicaciones de terceros gracias a su memoria interna de 1 MB.
Un dato importante ya que el primer iPhone ni siquiera permitía instalar apps. De hecho, la App Store no llegaría hasta 2008, un año después de su lanzamiento. ¿Así que cuál fue la clave de su éxito? Pues básicamente ser capaz de unir en un muy bien diseñado dispositivo distintas funcionalidades que prendieron la chispa de una explosión que acabaría transformando el mundo. Y no solo el tecnológico.
Desde luego si alguien creía en su criatura era Jobs, que lejos de ser modesto, aseguró que «lo cambiaría todo». En su ya legendaria keynote lo describió como un tres–en–uno: «un iPod de gran pantalla con controles táctiles, un teléfono móvil revolucionario y un rompedor dispositivo de comunicación por Internet». Han pasado catorce años desde aquel discurso y el iPhone ha evolucionado cual Pokémon en múltiples modelos, pero la forma en la que imaginó que sería usado sigue vigente hoy en día. También aseguró entonces que en él podrías ver películas y series de televisión además de transferir tus webs favoritas desde el ordenador y sincronizar tus fotos.
Por supuesto que en aquel momento la descripción del iPhone –que puedes ver aquí en la web que lo anunciaba originalmente– era más que ambiciosa: todo un ordenador en el bolsillo del pantalón. Pero el tiempo le ha dado a razón a Jobs. Como aseguraba el actual CEO de Apple, Tim Cook, en el décimo aniversario de su lanzamiento, «el iPhone es una parte esencial en la vida de nuestros clientes y hoy más que nunca está redefiniendo la forma en la que nos comunicamos, nos divertimos, trabajamos y vivimos. Lo mejor está por llegar». Aunque claro, él qué iba a decir, tendrá que barrer para casa.
La marca de la manzana comenzó a vender el iPhone seis meses más tarde y antes de su lanzamiento, cientos de personas hicieron cola durante días para ser los primeros en echarle el guante. El modelo original vendió seis millones de unidades en su primer año de vida y aunque las ventas actuales sobrepasan ampliamente esas cifras, su legado se mantiene en cabeza como la joya de la corona de Apple. En 2019 Apple distribuyó 196,2 millones de iPhone en todo el mundo según un informe de CounterPoint Research. Una cifra sin duda espectacular, aunque sea menor que los 206,3 millones que se vendieron en 2018.
Pero en aquel momento, en 2007, el iPhone hizo algo más que cambiar la forma en que se diseñaban los móviles: cambió por completo las reglas del juego. Logró que nos creyéramos que la tecnología podía ser símbolo de estatus y con cada nuevo modelo consiguió ir elevando su atractivo de tal manera que los usuarios estuvieran dispuestos, año tras año, a pagar precios cercanos a lo escandaloso por cada uno de ellos. De hecho aquel primer teléfono salió a la venta por 500 dólares cuando móviles como el T-Mobile G1 (el primero que funcionó con Android) costaban tan solo 150.
Dentro de una década, los móviles que llevemos en el bolsillo es probable que se parezcan poco a los rectángulos de vidrio, plástico y metal que poseemos hoy en día. Todo el mundo quiere anotarse el tanto de fabricar el próximo dispositivo que revolucione el mundo, o en otras palabras, el próximo iPhone. (Fuente: Esquire. J. Coscarón).

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