Según expertos, el aire fresco puede reducir el riesgo de contagio de coronavirus.
Con el relajamiento progresivo de los cuidados y de las restricciones en los últimos meses, cuya consecuencia más obvia es un aumento de los contactos diarios que nos ponen en riesgo de contagio, empieza a preocupar cada vez más cómo el coronavirus puede acumularse en habitaciones mal ventiladas.
Según afirmó el médico Eilir Hughes, que dirige un centro de salud en el norte de Gales, para BBC Mundo, el eslogan del gobierno de Reino Unido «manos, espacio, cara» no tiene suficiente alcance y en su lugar debería reemplazarse por «manos, espacio, cara, reemplazar».
¿Por qué? Hughes explica que reemplazar el aire viciado en una habitación con aire fresco del exterior puede reducir enormemente las posibilidades de que las personas se infecten.
Al comienzo de la pandemia, las autoridades se centraron en lo que se suponía eran las vías de infección más probables. Una de ellas eran las superficies contaminadas, de las que más tarde se supo que si bien el virus puede permanecer, es probable que no contribuya a la transmisión del SARS-CoV-2.
En segundo lugar estaban las gotas que se producen cuando alguien cercano tose o estornuda, lo que llevó a la regla de los dos metros de distanciamiento social y el uso de barbijos, medidas que al día de hoy se mantienen y sabemos son eficaces.
Pero la posibilidad de una tercera vía de transmisión, a través de pequeñas partículas de virus conocidas como aerosoles que permanecen en el aire, si bien en un principio no había certezas, ahora se acepta ampliamente.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) explican que estas partículas o gotitas respiratorias, que pueden variar en tamaño, las producen las personas cuando tosen, estornudan, cantan, hablan o respiran; y que las infecciones ocurren principalmente por exposición a esas gotitas respiratorias cuando una persona está en contacto cercano con alguien que tiene Covid-19.
Ante ese riesgo, el lavado de manos, el distanciamiento social y el uso de máscaras, si bien importantes, no son garantía de protección. Por eso, abrir ventanas y mejorar la ventilación siempre que se pueda es clave; no se trata de abrir de par en par todas las ventanas durante todo el día, sino de asegurarse de que haya una abertura suficiente para que entre aire fresco.
Según Shaun Fitzgerald, profesor de la Real Academia de Ingeniería en la Universidad de Cambridge, un buen suministro de aire fresco para diluir y dispersar el virus puede reducir el riesgo de infección entre un 70% y 80%.
«Mi mayor preocupación es que con la nueva cepa del virus sabemos que mantener los aerosoles a un nivel bajo será aún más importante y eso significa mantener adecuadamente ventilados los lugares», sostiene. «Dos metros de distancia no te dan seguridad, lo único que lo hace es una buena ventilación».
Fuente: Filo News