Nacionales

COVID-19 Y NAVIDAD: ¿SE VIENE UN REBROTE?

Publicada

en

¿Hay datos que nos estarían anticipando un rebrote? ¿Qué pasa en otros países? ¿Cómo cuidarnos para las fiestas?

Con las fiestas de fin de año y el verano cada vez más próximos, además del relajamiento de las medidas de restricción con el fin de reactivar la economía y sin la posibilidad —todavía— de una vacunación masiva que pueda traer un poco de alivio a meses de un virus circulando por el mundo, comienza a preocupar, entonces, la posibilidad de un rebrote o segunda ola.

Sobre esto alertó, recientemente, el ministro de Salud bonaerense Daniel Gollan, quien en una conferencia de prensa sostuvo que «Si nos descuidamos en nuestra provincia y en el país, si nos relajamos, dejamos de cubrir la nariz y la boca y seguimos juntándonos con mucha gente desconocida, no cumpliendo con todos los protocolos, vamos a tener un rebrote».

Según la subsecretaria de Gestión de la Información, Educación Permanente y Fiscalización del mismo ministerio, Leticia Ceriani, «En nuestro país, el número de casos diarios viene aumentando en relación a días anteriores y el nivel de caída de la curva de contagios esta más enlentecida, es decir, venía reduciéndose y ahora frenó».

Ahora, ¿hay datos que nos estarían anticipando un rebrote? ¿Qué debemos hacer en tal caso? ¿Qué riesgos existen?

La situación no es de extrañar. Vimos, por ejemplo, un triple récord ayer en Estados Unidos, que registró 3656 muertes, 247.357 nuevos casos y la cifra más alta de internados desde que comenzó la pandemia, 113.069 pacientes.

También en Río de Janeiro, Brasil, que declaró bandera roja por el alto riesgo de colapso de la atención médica, llevando a un aislamiento social completo y dando marcha atrás en las medidas de flexibilización adoptadas hasta ahora.

Fuera del continente americano encontramos más casos: en Madrid, España; un repunte en los nuevos casos de covid llevó a las autoridades a reducir de 10 a seis las personas que se pueden reunir en Navidad estableciendo el toque de queda de los días 24, 25 y 31 de diciembre y el 1 de enero a la 1.30 de la madrugada; mientras que comunidades como Cataluña, Castilla y León, País Vasco, Aragón o Valencia, avisaron que no descartan endurecer las restricciones para las próximas semanas si los contagios siguen la tendencia ascendente que se observa en los últimos días.

Alemania, después de salir relativamente bien parada durante la primera ola y con un pico máximo de unos 6.000 contagios, los últimos días mostró cifras por encima de los treinta mil, números nunca antes vistos en el país.

Holanda, después de registrar el pasado domingo 10.000 infecciones confirmadas por coronavirus —su mayor aumento diario en más de seis semanas—, anunció que aplicará medidas estrictas durante el período festivo cerrando hasta el 19 de enero, todos los lugares públicos; incluidas las guarderías, gimnasios, museos, zoológicos, cines, peluquerías y salones de belleza.

«La realidad es que no estamos lidiando con una gripe inocente, como creen algunos de los que protestan afuera, sino con un virus que puede llegar a cualquiera», había advertido el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte.

Los ejemplos sobran.

En nuestro país, explica Rodrigo Quiroga, bioquímico, bioinformático, investigador del CONICET y miembro del comité de asesores científicos de la provincia de Buenos Aires, se ve un leve aumento de casos en los últimos días en el AMBA, pero eso por sí solo no es «demasiado concluyente»; lo que llama la atención, en cambio, es el aumento sostenido del número de llamados al 107 y al 148, líneas telefónicas dispuestas para resolver consultas y dudas ante la aparición de síntomas que coincidan con la enfermedad de Covid-19.

«Los reportes de síntomas de covid han aumentado de manera constante y lineal en los últimos siete días y, sumado a eso, tenemos aumentos de casos en Brasil, en Uruguay, en Paraguay, en Bolivia, en Chile y en Colombia. Todo eso junto, ahí si se vuelve preocupante», destaca.

Lo importante es entender qué ocurre y cuál es el contexto. Quiroga sostiene que hay cuatro factores fundamentales que afectan lo que pasa con los casos: los cuidados, las restricciones, la estacionalidad y los infectados.

«El número de infectados siempre sube; y a pesar de que hay reinfecciones, no parecen ser demasiado comunes. Sabiendo esto, y que el número de infectados es bastante alto, la única explicación en pleno verano, con altas temperaturas, para que los casos vuelvan a subir, es un relajamiento significativo de los cuidados y de las restricciones».

Restricciones que, a esta altura, se levantaron casi todas. «Sobre todo son preocupantes las actividades que impliquen reunirse con gente puertas adentro. Me parece que la transmisión por aerosoles la subestimamos en su momento, y en relación a las otras vías de transmisión es cada vez más importante».

«Por otro lado, hubo un relajamiento en los cuidados. Esto uno lo ve en la calle todos los días. Estamos teniendo más contactos por día, que nos ponen en riesgo de contagio, y a veces esos contactos se dan en situaciones de mayor riesgo. Todo eso combinado, sería una explicación razonable para que los casos vuelvan a subir».

En caso de haber un rebrote, Pedro Cahn, médico infectólogo y Director Científico de Fundación Huésped, advierte que habría que reducir la circulación de gente. «Se está tratando de evitar, pero si llegara a ocurrir… Así como Alemania tuvo que cerrar todo hasta el 10 de enero, Chile estableció toque de queda y España permite las reuniones de Navidad hasta ciertas personas, habrá que fijar distintas medidas».

«Nadie desea que eso ocurra porque estamos todos muy cansados, pero peor que una vuelta atrás —en algunas jurisdicciones, porque tampoco habría que hacerlo en todo el país— sería tener que empezar a contar la cantidad de fallecidos con un número mucho mayor que el actual».

Por eso, recomienda: «Siempre al aire libre es mejor que estar adentro. Las reuniones, con la menor cantidad de gente posible, idealmente menos de diez. Siempre que se pueda, si hay un patio usar el patio, si hay jardín usar el jardín, si hay una terraza usar la terraza».

«Tratar de estar con barbijo todo el tiempo excepto cuando se está ingiriendo alimentos o bebidas. Y si no hay otra alternativa o el día está muy feo y no se puede estar afuera, tener ventanas y puertas abiertas; todo lo que permita circulación de aire porque evidentemente el peor escenario es mucha gente, en un lugar cerrado, sin circulación de aire, sin barbijo, cantando, gritando, riendo, porque basta con que una sola persona tenga coronavirus para que tengamos un brote familiar».

A estos consejos, Quiroga agrega: espaciar las reuniones sociales (mínimo cinco días entre una reunión y otra, si es posible más); sostener los cuidados aunque nos sintamos bien, «sobre todo en la gente joven, hay un gran porcentaje de infectados que no tiene ningún síntoma y sabemos que contagian igual»; y con respecto a navidad en particular, no hacer juntadas sociales de acá hasta esa fecha.

«Esa sería una forma de reducir al mínimo el riesgo de llegar infectados a Navidad, en particular importante porque ahí nos vamos a reunir con mayores de 60, que se han venido cuidando bastante más que el promedio y que sabemos que son los que la pasan peor cuando se infectan».

«Con la vacuna tan cerca, realmente sería una pena enorme que no podamos sostener los cuidados mínimos como para que los casos sigan bajando por lo menos hasta fines del verano», concluye el bioquímico.

«Cuando los casos vuelven a subir a niveles de que el estrés que sufre el sistema de salud vuelve a ser alto, lo más probable es que se vuelvan a tomar medidas más restrictivas. Justamente, una forma de evitarlo es mantener estos cuidados mínimos, que no implican demasiada dificultad ni implican encerrarnos en la casa y no ver a nadie. Deberíamos poder hacerlo».

Fuente: Filo News

Deja tu respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil