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LA ORIGINAL SIMULACIÓN QUE HICIERON CIENTÍFICOS ALEMANES PARA PROBAR LA PROPAGACIÓN DEL CORONAVIRUS

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Los investigadores esperan utilizar sus resultados para determinar qué elementos de eventos como este suponen el mayor riesgo de transmisión.

El sábado por la mañana, el cantante alemán de pop Tim Bendzko hizo todo lo posible para animar a la multitud en la Arena Quarterback Immobilien de esta ciudad. Flanqueado por los miembros de la banda y los coristas, brincó de un lado a otro del escenario en la sala de conciertos y estadio techado y volteó el micrófono hacia el apiñado público compuesto por 1400 personas, para invitarlos a cantar.

La respuesta fue un zumbido apagado, lo cual no es sorprendente, dado que los miembros de la audiencia llevaban cubrebocas y estaban sentados en un calor sofocante. Aun así, Bendzko les agradeció y dijo: “Hoy, ustedes son los salvadores del mundo”.

No eran los típicos asistentes a conciertos, sino voluntarios en un estudio elaborado por un equipo de la Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg llamado Restart 19. Cada asistente, equipado con un rastreador de localización digital y un desinfectante de manos con un tinte fluorescente, fue colocado con cuidado en los asientos como parte de un experimento para rastrear los riesgos de infección por coronavirus que representan los grandes eventos en interiores.

Los investigadores esperan utilizar sus resultados para determinar qué elementos de eventos como este suponen el mayor riesgo de transmisión y ayudar a crear lineamientos para limitar esos peligros y reiniciar con seguridad las presentaciones en vivo en todo el mundo.

El estudio está dirigido por Stefan Moritz, jefe del departamento de enfermedades infecciosas de la universidad. Según lo que manifestó Moritz, el experimento es una respuesta a la escasez de literatura científica disponible para los legisladores sobre los peligros de eventos como el del sábado.

“Sabemos que el contacto personal en el concierto es riesgoso, pero no sabemos dónde sucede. ¿Es en la entrada? ¿En las gradas?”, dijo.

Moritz llegó a la conclusión de que la mejor manera de reunir datos confiables sería simular un concierto real.

Para minimizar el riesgo de infección, a todos los voluntarios se les hizo una prueba de coronavirus con antelación y al llegar se les tomó la temperatura. Equipados con sus dispositivos de rastreo, cubrebocas y desinfectante fluorescente, se les pidió que simularan diferentes escenarios de conciertos durante 10 horas: uno sin distanciamiento social, otro con medidas de seguridad moderadas y un tercero con medidas estrictas.

Cada repetición incluía actuaciones de Bendzko y un descanso, durante el cual los participantes simulaban viajes a los vendedores de comida y bebida y hacían visitas al baño. Mediante rastreadores, el personal vigilaba el número de veces que los asistentes se acercaban unos a otros y después usaron lámparas ultravioletas para determinar qué superficies estaban más cubiertas con el desinfectante fluorescente al terminar el día.

Moritz dijo que quizás el hallazgo más interesante estaría relacionado con la propagación en aerosol.

Para concluir, Moritz señaló que se espera que los resultados de la investigación estén listos a principios de octubre. Añadió que los hallazgos podrían aplicarse a eventos y lugares similares en todo el mundo.

Fuente: Infobae

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